Esta escultura en madera, tallada siguiendo el estilo niongom, presenta una figura notablemente inclinada y elongada, con brazos rectos y manos aplanadas adheridas a los muslos. Los rasgos faciales se reducen a formas geométricas: ojos romboidales, nariz afilada y boca pequeña, acompañados de marcas lineales que podrían remitir a cicatrices rituales. La inclinación simboliza la conexión entre el ámbito terrenal y el espiritual dentro de la cosmología dogón. El Nommo Shicouroulé actúa como intermediario entre el mundo humano y el divino, encarnando profundas funciones simbólicas y rituales.

La pieza muestra desgaste, erosiones y pátina irregular fruto de uso prolongado y exposición ambiental; la madera presenta coloración heterogénea, textura rugosa y áreas secas, conservando incisiones y líneas talladas originales.

Originaria de Mali y perteneciente al pueblo dogón, esta figura fue realizada en el primer tercio del siglo XX y representa al Nommo Shicouroulé, ser primordial y consejero mítico del hogón en la mitología local. Talladas por encargo familiar, estas esculturas participaban en rituales de fertilidad, protección, curación y ciclos agrícolas, siendo depositadas en altares domésticos y consideradas portadoras del nyama ancestral. Su estética geométrica y función de intermediario espiritual son rasgos fundamentales de la cosmovisión dogón.