Esta escultura Punu representa a un ancestro femenino asociado al universo de los espíritus protectores y el bienestar comunitario.
Destaca por su compacto cuerpo, pechos puntiagudos, nalgas prominentes y extremidades poderosas, así como por el característico peinado estriado y la policromía facial en blanco y rojo. Las calabazas en sus manos simbolizan prosperidad, mientras que las escarificaciones reflejan la cosmogonía y los ritos de iniciación del pueblo Punu.
Es una pieza única de mediados del siglo XX, tallada en madera y policromada.